Es
viernes. Llenamos la furgoneta hasta los topes
de amigos, birritas y material de tracción.
250 kilómetros
más tarde, estamos solos en medio
de una playa de 8 kilómetros de largo
y 1 de ancho. Es La Franqui, donde cada
año se celebra el Mundial del Viento,
que reúne todos los deportes relacionados
durante una semana.
La noche se alarga alrededor
del fuego y el viento golpea con fuerza
la furgoneta, que cabecea.
Al día siguiente
nos esperan el sol y rachas de noroeste
de 120 km/hora.
Con muchas ganas, montamos
las cometas y empezamos a rodar y rodar.
Las intensas y frecuentes rachas exigen
prudencia... estar rodando ya es un riesgo.
Sólo podemos usar cometas de 1,2
a 3 metros. No es un buen día para
los noveles y más de uno se lleva
un susto, pero el día pasa rápido
y nos divertimos rodando de un lado a otro
de la playa.
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